Por Martín Romero:
A mediados de 2014, en Irak, Siria y el
Kurdistán, Daesh dio inicio a su expansión militar y territorial. En el noreste
sirio, se hizo con poblados vecinos a Hesekê y tomó varias localidades en el cantón
kurdo de Czîrê.
A pesar de algunos intentos de recuperación
por parte de fuerzas kurdas y del régimen sirio por separado, Daesh mantuvo
bajo control gran parte de las localidades asaltadas. A inicios de 2015, las
YPG y las YPJ lograron reforzar sus posiciones en Serêkaniyê y Tel Tamer, y
liberaron Tel Hemis y amplias zonas en los alrededores, asegurando Qamishlo por
el sur de la ciudad.
Tras la decisiva victoria en Girê Spî (Tal
Abyad), Daesh lanzó una importante ofensiva en la gobernación al-Hasakah contra
las tropas gubernamentales el 30 de Mayo, llegando en poco tiempo por el sur a
las puertas de la ciudad de Hesekê, y hostigando al ejército con fuego de
artillería, morteros y atentados suicidas.
La ciudad se encontraba bajo control mixto: La
parte norte bajo control conjunto de YPG/J y milicias asirias, y la mitad del
sur, sumada a edificios y dependencias oficiales, controlada por fuerzas del
régimen de Bashar al-Assad.
Los primeros días de Junio se repartieron
entre avances y retrocesos respectivos entre Daesh y el ejército, y se inició
un éxodo masivo de la población civil en el sur de la urbe hacia el norte.
Mientras los habitantes huían de los combates, denunciaban la falta de
protección estatal, pidiendo la intervención de las YPG/J, que procedieron a resguardarlos.
El día 6, las tropas gubernamentales lanzaron
su contraofensiva en la cual, con apoyo aéreo, recuperaron posiciones perdidas,
recapturando la planta eléctrica y la prisión de las manos de Daesh, mientras
las fuerzas kurdas repelían algunos ataques infiltrados tras las líneas
oficialistas.
Dos días después, el ejército ya había
desplazado a los islamistas a 12 kilómetros al sur de la ciudad, buscando
desplegar una zona de amortiguamiento
que se sostuvo por poco más de una semana.
El 25 de Junio, después de dos días de ataques
suicidas con vehículos cargados de explosivos, los terroristas se adentraron en
la ciudad, capturando varias dependencias oficiales, los barrios al-Nashwa y al-Sharia y provocando numerosas
bajas al Ejército Árabe Sirio.
Luego de dos días comenzaron los
enfrentamientos abiertos entre YPG/J y Daesh en la ciudad, mientras que el
ejército perdía hombres y posiciones en el barrio de Ghuweran, a pesar de
recibir refuerzos de las Fuerzas de Defensa Nacional.
Se empezaron a producir deserciones entre
efectivos sirios, factor que facilitó a los terroristas hacerse con más zonas,
y el régimen envió al General de la Guardia Republicana, Issam Zahredinne a
disciplinar a las tropas, tras lo cual obtuvo algunos logros.
Los primeros días de Julio, las fuerzas
kurdas, apoyadas por las milicias árabes Shammar al-Sanadid desplegaron una
operación para rodear la ciudad, después de tomar el monte Kezwan (Abdulaziz) y
cortar la línea de abastecimiento de los terroristas desde el oeste.
Con el correr de los días, Las YPG y aliados consiguieron
rodear la ciudad también por el este, mientras que las fuerzas gubernamentales
obtenían algunas victorias en las calles.
Las milicias kurdas liberaron numerosas
localidades rurales para la segunda mitad del mes, y expulsaron a los
terroristas de importantes extensiones de la urbe que estaban bajo control del
régimen, previo a la ofensiva de Daesh, como al-Nashwa.
Para los últimos días del Julio, el 80% de
Hesekê estaba bajo control de las YPG/J, y el resto bajo las tropas
gubernamentales, mientras que iban siendo derrotados los últimos grupos de
terroristas que todavía estaban atrincherados en algunas edificaciones en los
distritos del sur.
El primer día de agosto, fue declarada la
liberación total de la ciudad. Los días siguientes, las fuerzas kurdas
desplegaron operaciones destinadas a acabar con los terroristas dispersos en
las afueras de la ciudad y en zonas rurales.
Balance:
La victoria de las YPG/J y aliados fue
decisiva, porque demostraron por enésima vez ser la única fuerza militar
efectiva a la hora de enfrentar y derrotar a Daesh.
No se puede afirmar lo mismo con respecto a
las fuerzas gubernamentales; su victoria fue más bien simbólica, con el alto
coste de haber perdido numerosos efectivos y equipos de la mano de los
terroristas, demostrando su falta de determinación a la hora de proteger a los
civiles y su pésima organización logística.
Sin duda podría decirse que es una clara
victoria política que la población árabe de Hesekê (Hasakah) considere a las
políticas de administración impulsada por los kurdos como la única capaz de
defender los intereses de la población.
Daesh suma otra derrota más, perdiendo zonas
de influencia y rutas de suministros para otras localidades en las zonas rurales
de la gobernación cercanas a la ciudad, sumada a una gran cantidad de
combatientes y equipos militares.
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