miércoles, 13 de abril de 2016

Ofensiva de Hesekê:


Por Martín Romero: 

A mediados de 2014, en Irak, Siria y el Kurdistán, Daesh dio inicio a su expansión militar y territorial. En el noreste sirio, se hizo con poblados vecinos a Hesekê y tomó varias localidades en el cantón kurdo de Czîrê.
A pesar de algunos intentos de recuperación por parte de fuerzas kurdas y del régimen sirio por separado, Daesh mantuvo bajo control gran parte de las localidades asaltadas. A inicios de 2015, las YPG y las YPJ lograron reforzar sus posiciones en Serêkaniyê y Tel Tamer, y liberaron Tel Hemis y amplias zonas en los alrededores, asegurando Qamishlo por el sur de la ciudad.
Tras la decisiva victoria en Girê Spî (Tal Abyad), Daesh lanzó una importante ofensiva en la gobernación al-Hasakah contra las tropas gubernamentales el 30 de Mayo, llegando en poco tiempo por el sur a las puertas de la ciudad de Hesek­ê, y hostigando al ejército con fuego de artillería, morteros y atentados suicidas.
La ciudad se encontraba bajo control mixto: La parte norte bajo control conjunto de YPG/J y milicias asirias, y la mitad del sur, sumada a edificios y dependencias oficiales, controlada por fuerzas del régimen de Bashar al-Assad.
Los primeros días de Junio se repartieron entre avances y retrocesos respectivos entre Daesh y el ejército, y se inició un éxodo masivo de la población civil en el sur de la urbe hacia el norte. Mientras los habitantes huían de los combates, denunciaban la falta de protección estatal, pidiendo la intervención de las YPG/J, que procedieron a resguardarlos.
El día 6, las tropas gubernamentales lanzaron su contraofensiva en la cual, con apoyo aéreo, recuperaron posiciones perdidas, recapturando la planta eléctrica y la prisión de las manos de Daesh, mientras las fuerzas kurdas repelían algunos ataques infiltrados tras las líneas oficialistas.
Dos días después, el ejército ya había desplazado a los islamistas a 12 kilómetros al sur de la ciudad, buscando desplegar  una zona de amortiguamiento que se sostuvo por poco más de una semana.
El 25 de Junio, después de dos días de ataques suicidas con vehículos cargados de explosivos, los terroristas se adentraron en la ciudad, capturando varias dependencias oficiales, los barrios  al-Nashwa y al-Sharia y provocando numerosas bajas al Ejército Árabe Sirio.
Luego de dos días comenzaron los enfrentamientos abiertos entre YPG/J y Daesh en la ciudad, mientras que el ejército perdía hombres y posiciones en el barrio de Ghuweran, a pesar de recibir refuerzos de las Fuerzas de Defensa Nacional.
Se empezaron a producir deserciones entre efectivos sirios, factor que facilitó a los terroristas hacerse con más zonas, y el régimen envió al General de la Guardia Republicana, Issam Zahredinne a disciplinar a las tropas, tras lo cual obtuvo algunos logros.
Los primeros días de Julio, las fuerzas kurdas, apoyadas por las milicias árabes Shammar al-Sanadid desplegaron una operación para rodear la ciudad, después de tomar el monte Kezwan (Abdulaziz) y cortar la línea de abastecimiento de los terroristas desde el oeste.
Con el correr de los días, Las YPG y aliados consiguieron rodear la ciudad también por el este, mientras que las fuerzas gubernamentales obtenían algunas victorias en las calles.
Las milicias kurdas liberaron numerosas localidades rurales para la segunda mitad del mes, y expulsaron a los terroristas de importantes extensiones de la urbe que estaban bajo control del régimen, previo a la ofensiva de Daesh, como al-Nashwa.
Para los últimos días del Julio, el 80% de Hesekê estaba bajo control de las YPG/J, y el resto bajo las tropas gubernamentales, mientras que iban siendo derrotados los últimos grupos de terroristas que todavía estaban atrincherados en algunas edificaciones en los distritos del sur.
El primer día de agosto, fue declarada la liberación total de la ciudad. Los días siguientes, las fuerzas kurdas desplegaron operaciones destinadas a acabar con los terroristas dispersos en las afueras de la ciudad y en zonas rurales.
Balance:
La victoria de las YPG/J y aliados fue decisiva, porque demostraron por enésima vez ser la única fuerza militar efectiva a la hora de enfrentar y derrotar a Daesh.
No se puede afirmar lo mismo con respecto a las fuerzas gubernamentales; su victoria fue más bien simbólica, con el alto coste de haber perdido numerosos efectivos y equipos de la mano de los terroristas, demostrando su falta de determinación a la hora de proteger a los civiles y su pésima organización logística.
Sin duda podría decirse que es una clara victoria política que la población árabe de Hesekê (Hasakah) considere a las políticas de administración impulsada por los kurdos como la única capaz de defender los intereses de la población.
Daesh suma otra derrota más, perdiendo zonas de influencia y rutas de suministros para otras localidades en las zonas rurales de la gobernación cercanas a la ciudad, sumada a una gran cantidad de combatientes y equipos militares.

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